Noticia de un secuestro, Gabriel García Márquez

Todo buen escritor, y por lo tanto, todo buen periodista debe poseer la capacidad de trasladarnos en el tiempo y el espacio a través de la lectura de sus líneas; debe ser capaz de que incluso aquella persona más carente de cualquier tipo de elocuencia imaginativa o fantasiosa logre hallarse en el lugar de lo narrado sin moverse de la sala de su casa. En esta labor, nada simple, es todo un experto García Márquez. No es este el único ejemplo de su don expresivo y evocador pero tampoco viene al caso enumerar aquí todas sus creaciones.
Si lo antedicho ya nos puede parecer una tarea nada fácil de alcanzar, Márquez sigue escalando e imponiéndose dificultades aún mayores al ser capaz de situar al lector tras la piel de cada uno de los personajes. Sentir la humillación de los secuestrados, la necesidad e indiferencia de los verdugos, la frialdad de los secuestradores o la desesperación de los familiares que sentados junto al teléfono esperan noticias de sus parientes es lo que marca la diferencia entre un reportaje y un buen reportaje.
Márquez gracias a su poder de observación y su reconstrucción de los detalles ha conseguido que miremos este secuestro desde una perspectiva diferente, ha sido capaz de transformar una noticia alarmante en un libro apasionante. La simulación parece tan real que no logramos entender como el escritor logra tal realismo sin haber sido uno de los protagonistas del propio secuestro o sin ser éste, simplemente, fruto de su imaginación. Pero, es que no cabe duda de que Márquez es todo un maestro en este arte. Por ello podemos decir que es un gran escritor y un gran periodista.
Además, Márquez ha logrado reflejar una vez más la realidad colombiana en este libro. Una realidad un tanto macabra e inverisímil, en la que nos introduce sea cual sea nuestro conocimiento acerca de este país. Y ante la cual no quedaremos indiferentes.

Tamara Novoa Alonso-B